(porque si es por lo masculino es
otra historia)
Esperamos decir ya basta, no me pregunten, pero es en serio
difícil, reiniciar cuando le damos por enésima vez terminada una relación toxica.
En mis relaciones – al menos las
que han sido serias – he tenido diversos reinicios, uno que otro más dramático;
pero siempre salí a flote; ¿después de habitar en el fondo, cubierta de rocas …
afirmando nunca más, ya no quiero, este es la última, nunca volveré a confiar,
o como muchas veces me sorprendí a mí misma… bien terminé, no sentí nada? que raro, tengo corazón, o ya en serio, aprendí
mi lección, porque ni me dolió decirle adiós a este último.
En las pocas relaciones que he tenido… vuelvo a recalcar,
las que han sido serias, no llegan a contarse con una mano… pero sí que han
tenido finales drásticos…
Haciendo memoria, en la 1ra relación que tuve, para mi absolutamente
seria tenía tan solo 18 añitos, él era 12 años mayor, vaya que, si había
diferencia, tenía curiosidad de todo; para mí todo era nuevo, desde ir a cenar
y tener conversaciones de gente adulta. Lamentablemente, que a pesar de que ya
ganaba mi propio dinero y me pagaba mis estudios; era independiente según yo; tenía
que obtener los permisos de mis padres para poder salir. Ni loca amanecerme
fuera de casa, pero a pesar de creer que estaba enamorada, cuando termino me dolió
si, pensé que sería el único hombre a que amaría en mi vida. Que iba a morir ahí mismo, que nadie comprendía
nuestro amor; la verdad hoy en día me leo, lo recuerdo y si digo que me orino
de risa no miento, pero no voy a negar a que pesar de que la vida transcurrió y
conocí personas diferentes, me creerán que pensé que estaba enamorada dos veces
más después de él, e ilusionada unas 5 veces más… y saben que a pesar de que
con alguien disfrutaba mejor que con otros, ya que la edad no pasa en vano, y
vas aprendiendo a escribir con mejor ortografía durante los años.
No he muerto, cada vez que pensaba que iba a morir de
desamor, que mi vida era mierda, y que nunca más volvería a besar los últimos
labios después del que bese, créanme – bese muchos más – de los que imaginaba.
Porque si no besamos sapos jamás encontraremos a nuestro príncipe. Y yo sí que
he conocido sapos esperando que se vuelvan príncipes y nada ese cuento nos mintió,
Bese sapos, pero las verdades se transformaban en otras
especies, y no precisamente príncipes.
Pero al final, aprendí que no siempre era tan malo besar
sapos, porque a pesar de que vemos a los sapos, identificamos con lo mas feíto.
A veces lo feo es sabroso, y no precisamente porque este en
una sarten.
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